Hoy tuve una experiencia diferente al convivir por primera vez con niños sordomudos y fue bastante gratificante para un sujeto tan observador como yo “tratar” de apreciar el mundo desde su perspectiva.
Cerré lo ojos me concentré y de repente me encontraba “allí” donde las palabras no tienen sentido alguno, donde las bocas se mueven a un ritmo acelerado pero no van a ningún lado, donde el silencio es tan común como respirar. Debo confesar que al principio me sentí incomodo, bueno no del modo que están pensando, me sentí diferente pero en el buen sentido de la palabra. Me sentía distinto a su mundo, algo así como un colonizador que llega a tierras desconocidas pero que después fue aceptado por los pobladores de esa naturaleza tan especialmente callada.
Gracias a todos esos niños que sin pronunciar palabra alguna, solo con algunas señas y su inigualable calidez humana ensordecieron mis oídos con frases dulces y cariñosas enseñándome así que “ser diferente es algo común”
los niños especiales nos dejan enseñanzas en la vida inolvidables, para ellos no hay limitaciones.
ResponderEliminarexcelente escrito, me llego al corazon.
felicitaciones maravilloso escritor.