Es difícil, ¡oh Dios que difícil es seguir esta doctrina de vida en estos tiempos tan violentos que nos ha tocado vivir! supongo que cuando “el jefe” propuso esta maravillosa idea a todos sus hijos no contaba con el predicamento al que nos sometería en un futuro.
Puesto que vamos a estar claros resulta demasiado complejo amar a alguien en esta ciudad plagada de asesinos, ladrones, violadores, secuestradores, drogadictos, sicarios, delincuentes en general y otras aberraciones infernales. Discúlpenme amigos lectores si me falto alguno que en cierto fatídico día les haya martirizado la existencia.
Claro que también existe el bien debajo de la piel marchita de nuestra sociedad, pero se le ve caminar por allí tal cual estrella de cine, temeroso y con look casual (gorra y gafas oscuras) para no ser reconocido. Sentado en mi PC dándole sentido a estas notas, también me viene a la cabeza una frase que solía exclamar mi papá cuando no nos gustaba alguien a primera vista “De todo hecho Dios a este mundo” decía él poniendo cara de sabelotodo. Pero hoy a regañadientes debo reconocer que estaba en lo cierto, porque la verdad es que yo no soy quien para criticar la vida o las acciones de los demás, es solo que cuando observo como en los cementerios locales las cruces se multiplican mas rápido que el VIH, es allí cuando me pregunto ¿cómo se puede amar a alguien que se pasa el día planeando como enviar la muerte a nuestra casa cuando solo pensábamos ir al trabajo, volver y tener una tranquila cena familiar como siempre?
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