Desgracias en alta definición…

Conducía a casa solitario a altas horas de la noche, fue un largo día de trabajo y estaba tan cansado que apenas podía mantener mis ojos abiertos, recuerdo que quite la vista del camino apenas unos segundos para subirle el volumen a la radio y a partir de allí todo fue un caos, algo se atravesó de improvisto en la vía, moví el volante tan rápido como pude para esquivarlo pero con tan mala suerte que fui a dar directo con las defensas de la carretera causando que mi auto se volcara dando innumerables vueltas hasta que perdí el sentido.

Cuando desperté estaba atrapado entre el asiento y el acero del vehículo que parecía haber sido masticado por un tiranosaurio rex. De repente la oscuridad de la noche fue interrumpida por una luz blanca y roja que ilumino mis ojos acompañadas por unas voces lejanas, pensé en medio de mi desgracia alguien vino a ayudarme pero lamentablemente me equivoque. Desmaye de nuevo y cuando desperté estaba en el hospital, la enfermera que observo todo se alegro mucho por mi mejora, recuerdo que sus palabras exactas fueron: ¡Bienvenido a la tierra! Solo la mire y sonreí. Estuve mucho, mucho tiempo recuperándome de mis heridas, pero ese dolor fue nada comparado con lo que viví después. Un día cualquiera después del accidente recibí un correo electrónico titulado “adiós a mis piernas” el cual contenía imágenes muy fuertes de un devastador volcamiento donde se podía ver a un hombre atrapado en una horrible jaula de muerte en la que se había convertido su coche. Ese hombre era yo, inconsciente y mal herido pero mientras me debatía entre la vida y la muerte, personas inescrupulosas me “daban una mano” para convertir mi calamidad en un pasatiempo filmado.

Nota: “Cuando seas testigo de un accidente o tragedia piensa dos veces antes de sacar tu teléfono o cámara, recuerda que algún día tu puedes estar del otro lado del lente”