Respirar en estos días es una razón más para temer, virus, muerte, guerras, hambre y calamidades son nuestro pan de cada día, pero lo que es realmente increíble es el hecho de que el ser humano aun no comprende la gravedad del asunto… Ni siquiera Japón una potencia tecnológica pudo evitar un desastre de proporciones apocalípticas… “imprevisible” como la vida misma pero menos que la muerte que nos acecha diariamente ocultándose en la sombra que refleja el sol de nuestra silueta al andar… La verdad no queda más que seguir adelante fingiendo tal vez de forma infructífera que todo está “normal” pero nuestro insomnio y las vueltas que damos en la cama a la hora de dormir saben que algo no está bien… Podemos aprovechar el tiempo que nos queda, atesorar los momentos junto a nuestros seres queridos o sencillamente seguir viviendo una vida vacía cultivando odios con los cuales tomamos el atajo para acortar distancias hacia nuestro infierno particular… Los japoneses no se lo esperaron, no les dio tiempo de rezar o de aceptarlo sin chistar, simplemente sucedió. Tomemos conciencia porque ellos viven momentos difíciles, pérdidas materiales y humanas irreparables, pero para nosotros de este lado del mundo tan solo es una noticia más que desaparece cambiando de canal o simplemente apagando la tv.
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