¡Mamá voy salir con un pana! ¡Epa viejo esta noche me quedo en casa de fulanito! Expresiones como estas son comunes en muchos hogares pero… ¿Sabemos realmente con quien están y que hacen nuestros hijos cuando no los observamos? Para usted padre y para usted madre un consejo: “No sufra de exceso de confianza con sus hijos", hable claramente y sin tapujos sobre los tiempos que les ha tocado vivir, conviértase poco a poco en su confidente, en su amigo, en su mentor sin dejar que el titulo de “PADRE” pase sin querer por debajo de la mesa. Por favor véase en ese gran espejo que representa para todos nosotros la prensa escrita donde todos los lunes tempranito en la mañana acompañados por nuestro café y el correspondiente “Esto es fin de mundo” vemos fotografías en primera plana de adolescentes con su respectiva franela en la cabeza sosteniendo el cartelito con sus manos esposadas, alusivo a la comisaria que tuvo el privilegio de detener sus malas andanzas. Allí justamente de espaldas a nosotros están los jóvenes que nunca recibieron atención por parte de sus padres y que ahora tienen que resignarse con salir gritando a los cuatro vientos sin que nadie pueda creerlo: ¡Están cometiendo una injusticia porque mi hijo no es ningún malandro!
Zona de Pensamientos:
"Prohibido tener la mente en blanco"
jueves, 9 de diciembre de 2010
¿Exceso de confianza?
¡Mamá voy salir con un pana! ¡Epa viejo esta noche me quedo en casa de fulanito! Expresiones como estas son comunes en muchos hogares pero… ¿Sabemos realmente con quien están y que hacen nuestros hijos cuando no los observamos? Para usted padre y para usted madre un consejo: “No sufra de exceso de confianza con sus hijos", hable claramente y sin tapujos sobre los tiempos que les ha tocado vivir, conviértase poco a poco en su confidente, en su amigo, en su mentor sin dejar que el titulo de “PADRE” pase sin querer por debajo de la mesa. Por favor véase en ese gran espejo que representa para todos nosotros la prensa escrita donde todos los lunes tempranito en la mañana acompañados por nuestro café y el correspondiente “Esto es fin de mundo” vemos fotografías en primera plana de adolescentes con su respectiva franela en la cabeza sosteniendo el cartelito con sus manos esposadas, alusivo a la comisaria que tuvo el privilegio de detener sus malas andanzas. Allí justamente de espaldas a nosotros están los jóvenes que nunca recibieron atención por parte de sus padres y que ahora tienen que resignarse con salir gritando a los cuatro vientos sin que nadie pueda creerlo: ¡Están cometiendo una injusticia porque mi hijo no es ningún malandro!
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